Hespérida:
Nombre que coge de la mitología griega. Se trata de fragancias basadas en aromas de aceites esenciales que se elaboran a partir de las cáscaras de cítricos como: bergamota, naranja, mandarina, limón o pomelo. Dan lugar a perfumes muy refrescantes que transmiten una sensación de limpieza y luminosidad así como una sutil elegancia. Suelen combinar muy bien con flores y madera dando así un toque más femenino o masculino. Muy recomendables para estaciones de calor.
Floral:
Dan mucho juego y permiten creaciones que van desde la colonias más ligeras a los extractos de perfume más complejos. Notas a flores como: jazmín, la violeta, rosa, narciso, Jacinto, lirios del valle o magnolia serían algunas de las más características. Son los perfumes femeninos por definición aunque cada vez se van utilizando más notas florales en la elaboración de las fragancias masculinas.
Fougére:
No nos encontramos ante un acorde básico sino ante una combinación de varios. En todas las composiciones están presentes las notas de madera, lavanda, bergamota, musgos (de roble), vainilla y alguna hierba. Son perfumes que destilan aromas húmedos, frescos, verdes y amaderados que evolucionan entre lo dulce y amargo a la vez. Constituyen la quintaesencia de las fragancias masculinas.
Chypre:
Esta es una familia compleja. Tiene su origen en unos aromas que Francois Coty encontró en las materias primas que utilizó para crear un perfume amaderado, amusgado y cítrico en la isla de Chipre en 1917, al que dio el nombre de Chypre.
Como en el caso de los fougères, estamos ante una combinación de aromas. Su definición más clásica viene por una combinación de la cinco notas siguientes: floral (rosa o jazmín), madera (patchuli), cítrica (bergamota), musgo (de roble), ámbar y/o almizcle. Son perfumes muy sensuales. Admiten muchas connotaciones. En la actualidad están entre lo masculino y lo femenino aunque con mayor incidencia en el segundo género, en el que tienen marcado su origen.
Amaderada:
Dan mucho juego y ofrecen un amplio registro que componen desde fragancias elaboradas a base de maderas más frescas y ligeras como el cedro, el pino, el vetiver, papyrus o bambú a otras más cálidas y aromáticas como el sándalo, el patchuli, higo o roble. Se trata de aromas utilizados para elaborar perfumes masculinos aunque se van introduciendo en la perfumería femenina. Se asocian muy bien con acordes cítricos.
Oriental:
Conocidas también como especiadas o ambarinas. Evocan colores y paisajes de Oriente, olores y sabores de donde toman su nombre comercial de orientales. Son los perfumes más complejos. Se elaboran a partir de vainillas, especias como el clavo, aceites balsámicos, resinas, cardamomo o pimienta y plantas como el jengibre, cacao o regaliz. Son fragancias intensas, sensuales, dulces, cálidas… evolucionan con la temperatura. Ideales para ocasiones especiales y estaciones como el Otoño / Invierno en las que desarrollan toda su sensualidad.
Cuero:
El aroma a cuero viene acompañado siempre de aromas ahumados, amusgados, amaderados o atabacados. Perfumes muy elegantes, discretos, sobrios y originales. A medio camino entre lo masculino y lo femenino, son más tendentes a lo primero que a lo segundo.